lunes, octubre 02, 2006

Ahora sí: adiós y no hasta luego.

Ahora sí que se ha terminado.
Ahora sí que las cosas cambiarán, porque las dejaremos cambiar.
Ahora sí que el espíritu UAP permanecerá sólo en nuestros corazones, que es donde surgió en primer lugar.

Ha sido un período peculiar en la vida de todos nuestros integrantes, un período que seguramente, nunca olvidaremos, uno de esos momentos en los que se forjan las relaciones profundas entre las personas, uno de esos momentos en los que el sentimiento de pertenecer a un grupo particular, es más fuerte de lo que uno pensaba.
Uno de esos momentos que hacen que la vida sea lo que nos prometieron que sería.

Ha sido, fue, está siendo, una conjunción de circunstancias que agradeceré siempre por lo que me han dejado dentro, por las personas que llevo en el corazón y por las cosas que he aprendido con y de ellas.

Y aunque a veces, cuando las cosas van mal, desearía poder volver a la UAP a refugiarme y pensar que no hay nada como el hogar, soy consciente de que es una etapa que termina, como un buen libro, en un momento justo. Y pienso que me quedan los hermosos recuerdos de aquellos días... y que, a pesar de lo que dicen las malas lenguas, el espíritu UAP sigue existiendo, mientras siga existiendo un Uapero que lo lleve y responda a la llamada.

La impertinencia, el inconsciente sentido de la justicia, la eficiencia, la lealtad y la innegable clase que conforman el espíritu UAP están grabados a fuego en mí.

Desaparecerán nuestras marcas de la UAP, le cambiarán el nombre, sentarán a otras personas en nuestros lugares, confundirán nuestros nombres (porque el becario es fungible), utilizarán y tergiversarán nuestras expresiones, perderán nuestras cosas tan afanosamente apandadas, contarán los líos en que nos metíamos, nos recordarán con cariño o no, pensarán que los tiempos corren y que nada es eterno.

Y cuando no quede ni un solo rastro físico de nuestro paso por allí, cuando todas las huellas hayan desaparecido y cada uno de nosotros siga su camino, de baldosas amarillas o no, cuando todo haya sido un sueño lejano, aún seremos capaces de sonreírnos y actuar como lo habría hecho un uapero.
Porque no era sólo un juego, aunque a veces lo pareciera.

Fuerza UAP, para siempre.

Uapera I.

1 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Hermosa despedida.

18/1/07 16:57  

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