lunes, abril 25, 2005

Tras cinco días sí, por lo visto es cierto: Habemus Papam

Pues sí, a pesar de que (me encanta esta expresión en inglés "in spite of the fact that", sobre todo porque ocupaba muchas palabras cuando en COU teníamos que entregar redacciones de 125 palabras cada semana) se me habían requerido opiniones acerca del nuevo ocupante del solio pontificio, la verdad es que una mezcla de estupefacción y falta de tiempo me lo había impedido. Ahora que parece que tras casi una semana lo de la elección aquí de nuestro amigo el papa teutón va en serio, quizá haya llegado el momento.
Realmente la elección me cogió absolutamente por sorpresa estando como estaba en medio de un taller organizado por la sección de Innovación, pero lo más inesperado fue que saliera elegido nada mas y nada menos que Torquemada II (eso de Benedicto XVI, que se lo guarden para contárselo a las juventudes del PNV cuando vuelvan a la carga con el Plan Ibayvuelve-rretxe).
Realmente todas mis teorías basadas no en datos propios (ya que a diferencia de Pío IX yo no he formulado el dogma de la infalibilidad papal y por eso no tengo comunicación directa y diaria con la voluntad del Santísimo), sino en comentaristas del Corriere della Sera y de La Repubblica, se fueron al cuerno con esa fumata de ambigua tonalidad (recomendación by the way: entren en el siglo XXI y reconsideren lo de la fumata gris negroide, blancuzco grisácea; las tradiciones están para respetarlas, pero siempre que sirvan a un cometido).
Creía que si Ratzinger era el candidato más fuerte del núcleo conservador saldría papa en las dos primeras votaciones y, en caso contrario (lo que evidenciaría que el bando ultra JP no tenía fuerza suficiente para imponer su candidato) se optaría por un candidato de consenso (Tetammanzi, igual de conservador, pero más amable y amigable). Así que la elección del PanzerKardenal me ha despistado totalmente.
Caben múltiples teorías: que al final este hombre no sea como papa lo que ha sido como cardenal, que justamente al principio los cardenales del grupo del cardenal Martini presentaran batalla con un candidato alternativo y que finalmente renunciaran o que al final el bando de Ratzinger pactara el apoyo de un grupo pequeño de cardenales (los italianos, los dominicos, los asiáticos, los cardenales estadounidenses...), pero eso lo sabremos cuando se sepa quién va a ser el próximo portavoz del Vaticano en reemplazo del supernumerario de Navarro Valls, y todavía más, cuando de aquí a año y medio o dos años se reemplaze a los titulares de los dicasterios (ya que la confirmación en el cargo de Ángelo Sodano y el resto, no tienen porqué significar nada, al margen de dar estabilidad a la institución en un interregno), ya por mucho boato y ritualidad esto es una organización y como Weber demostro el reparto de cargos y la ley de hierro de las oligarquías funciona tan bien aquí como en el peor congreso del PSOE.
Y respecto al Santo Padre, pues ni que decir tiene que no lo veo con buenos ojos. Todo o casi todo lo que se le podría criticar a Juan Pablo (involución, traición a los ideales reformistas de Juan XXIII y Pablo VI, incoherencia, obsesivo anticomunismo, ideologización del ministerio sacerdotal...) lo representa por encima de todo este personaje que ha sido mano derecha de Juan Pablo durante mucho tiempo (y mano derecha, mano izquierda, fémur oriental y occidental, y occipital anterior durante este último trienio, con un papa agotado que dejó el verdadero gobierno de la Iglesia en manos de la curia, sabiamente atenazada por Ratzinger). Especialmente protagonismo cabe recordar al actual papa en la imposición del silencio a los obispos brasileños sobre le preservativo y a los teólogos del liberación, y especial asco cabe sentir al recordar cómo actuó en el asesinato del padre Ellacuría y el resto de los jesuitas del a Universidad Centroamericana de San Salvador.
Y aunque no se conozcan todavía (lleva una semana) el estilo de pontificado que va a adoptar Torque, sólo con ver la euforía de las declaraciones del prelado del Opus Dei, del los arzobispos de Venecia y Lima e incluso de Berlusconi, y unirla con la imagen pública de un hombre que frente a la de "Abuelito dimé tú" de Juan Pablo, es más el reflejo de un maquiavélico brujo (no precisamente del estilo de Panoramix) con una sonrisa partida e incluso una atemorizante sombra en los ojos (algo que los estilistas vaticanos sabrán corregirle), pues tenemos nada más y nada menos que un Juan Pablo III sólo que mucho menos mediático (le quedan todavía muchos niños que besar, y muchas pistas de aeropuerto en las que arrodillarse).
Pero bueno, como digo, habrá que esperar a saber qué apoyos fueron los que lo elevaron a la silla de Pedro, y realmente no es que yo sea catoliquísimo (aunque desde determinados sectores de la Sección de Becas se me tenga por un guerrillero de Cristo Rey), realmente casi nada, pero por tradición, por formación y por la condición de contribuyente (bendito Carrefour) me interesa mucho lo que puede hacer una institución como la Iglesia, más poderosa que lo que en el secularizadísimo Madrid pensamos.
En cualquier caso, y como yo realmente pienso que el juicio final está reservado al Todopoderoso y no a un avezado cardenal, le deseo que Cristo le ilumine y que Santa Lucía nos conserve la vista a nosotros para confirmar o no nuestras sospechas.
Uapero D.

2 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Desde luego, al Uapero D no le cogieron en Efe porque le vieron demasiado espíritu de columnista...
ahora estoy segura. Pero tampoco conviene alterarse mucho por este Papa, porque, por avanzada que esté la ciencia, no va a durar mucho, NO le veo yo besando a muchos niños, ni arrodillándose en muchos aeropuertos, eh?

26/4/05 00:09  
Anonymous Anónimo said...

Pues estoy de acuerdo con el Uapero D, y es más, pienso que la elección de este Papa supone un retraso más acusado en la iglesia que el que protagonizó las hazañas de Juan Pablo II. Pero, se mire por donde se mire, la iglesia es y será siempre una institución conservadora y retrógrada que supone un retraso para nuestro tiempo. Quitémosle la influencia política que tiene y no se merece, y reservémosla para las creencias personales de cada uno. Por mucha fe que se tenga, Ratzinger da miedo, y tiene una cara de malo que no se puede con ella...
Pues si ése es el elegido de Dios...
En fin, me imagino que dentro de mucho tiempo me lo encontraré en el purgatorio, como diría el Uapero D.
Saludos

26/4/05 16:12  

Publicar un comentario

<< Home