Katrina, Katrina
Pues parece los últimos días de agosto rompen con la monotonía del mes. A medida que se acerca al principio del final (aunque parece que lo que se acerca es el fin del mundo) los dramas, tanto unos como otros, hacen su reaparición por los verdes campos de la UAP. La pregunta es: ¿tendremos fuerza para acabar con ellos?
De un lado los dramas reales, sólo con abrir la página del mundo, y en una lectura de menos de diez segundos, ya podeis contar más de mil muertos. Y contando, que es lo peor. Las espeluznantes imágenes de las inundaciones se multiplican, aunque lo peor desde esos lares está seguramente por venir. Y en Bagdad, más de ochocientos muertos en una avalancha humana (¿quién se quejaba el otro día de los encierros de San Sebastián de los Reyes?), por puro miedo. Es que ya no hacen falta ni bombas para aterrorizar... y desde allí también faltan muertos que contar.
Al lado de estas noticias, los dramas rurales parecen todavía más extraños y ajenos a la realidad. Desde la que nos mandó el cuaderno para colorear, pero no nos manda nunca el DNI, hasta el que, por error, fue inscrito en un primer curso cuando le había pedido expresamente a la Complutense que le inscribiese en nuestro segundo ciclo (¿qué le diría este señor a los becarios de allí, por favor?).
Aunque desde que tenemos buenas relaciones con el Decanato (por cierto; queda probado que el problema eran ellos, porque desde que tienen un becario eficaz, la cosa ha cambiado muchísimo), algunos de los dramas rurales resultan no ser tales. Y al menos ya no jugamos al tenis entre servicios!
Pero, cuando, sentada frente al ordenador de la UAP, miro a la izquierda, me olvido de las promesas de trabajo bien hecho desde Decanato, y me invade la nostalgia... ¿Quién cuidará del santuario cuando ya no estemos?
Y como última nota triste del día (definitivamente hoy no era un día para poner, un post, pero qué le iba a hacer, si veía desde hace tanto con el último post del Uapero D?), seguramente nos hemos perdido una canción dedicada en una radio a 1500 km, porque después de esta semana los medios técnicos de la UAP han vuelto a sufrir sus carencias habituales... Siempre podemos pensar que no nos la pusieron, pero es mejor pensar que la perdimos ¿no?
Absolutamente tomada por la melancolía, en medio de la enésima ola de calor de este verano, la Uapera I
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